EL CERRO BRAMADOR DE COPIAPO
Altura 1.172 msnm.
Ascendiendo por la cara norte,
junto a mis sobrinos Francisco, Joaquín y Rodrigo, que llegaron a medio camino;
llamado por la mancha negra que existe en su costado derecho y por los rumores de que "el cerro brama",
llegue a la cumbre en unos 30 minutos donde hay un espléndido paisaje a todo el Valle de Copiapó,
y donde se queda al borde de un acantilado de más de 500 metros por la cara sur.
Ahí, donde un bello jote me esperaba para armar su vuelo como invitándome a que me fuera con él,
en momentos que sufría una aguda depresión, en ansias de echar ese vuelo soñado
que pudiera cerrar mis heridas de dolor de alma y amor.
Ascendiendo por la cara norte,
junto a mis sobrinos Francisco, Joaquín y Rodrigo, que llegaron a medio camino;
llamado por la mancha negra que existe en su costado derecho y por los rumores de que "el cerro brama",
llegue a la cumbre en unos 30 minutos donde hay un espléndido paisaje a todo el Valle de Copiapó,
y donde se queda al borde de un acantilado de más de 500 metros por la cara sur.
Ahí, donde un bello jote me esperaba para armar su vuelo como invitándome a que me fuera con él,
en momentos que sufría una aguda depresión, en ansias de echar ese vuelo soñado
que pudiera cerrar mis heridas de dolor de alma y amor.
Es increíble la energía que uno tiene cuando se sufre de una depresión severa,
y que sólo Gracias a Dios, no termina con la vida.
Desde abajo mi hermana Lorena y su hija Verónica Nicole filmaban el ascenso, la cumbre y el descenso.
Mi sobrino menor, Cristóbal, gritaba llamándonos.
La mancha negra del Bramador no era más que una arenisca negra
que surge de las rocas negras taladradas por el fuerte viento del poniente.
Y el que brama no es ningún león oculto como dice una leyenda,
sino tal vez alguna chimenea volcánica que de vez en cuando
une el rugir del viento con algún ruido subterráneo.
y que sólo Gracias a Dios, no termina con la vida.
Desde abajo mi hermana Lorena y su hija Verónica Nicole filmaban el ascenso, la cumbre y el descenso.
Mi sobrino menor, Cristóbal, gritaba llamándonos.
La mancha negra del Bramador no era más que una arenisca negra
que surge de las rocas negras taladradas por el fuerte viento del poniente.
Y el que brama no es ningún león oculto como dice una leyenda,
sino tal vez alguna chimenea volcánica que de vez en cuando
une el rugir del viento con algún ruido subterráneo.
La fotografías y filmaciones son gracias a mi querida hermana LORENA FORAL LIEBSCH